Como continuación de mi último artículo COP25, Economía Circular y un Nuevo Pacto Verde, comparto con ustedes una entrevista que me hizo un importante medio de comunicación de mi país sobre mi visión de la economía circular a propósito de mi participación en COP25 y la crisis social de Chile.
¿Por qué es necesario fomentar la economía circular en Chile?
Por más de 200 años, nuestro país ha desarrollado una economía lineal basada en la explotación de recursos naturales y el desarrollo de actividades comerciales de bajo valor agregado. Si bien nuestras riquezas naturales han jugado un rol fundamental en el desarrollo de las tres primeras revoluciones industriales -a través del guano, salitre, cobre y hoy litio- permitiendo el desarrollo de la industria y la agricultura en los países desarrollados, Chile hasta ahora no ha logrado ser un actor relevante en el desarrollo de nuevas tecnologías e industrias. Hoy, vivimos una cuarta revolución industrial, que no solo busca el desarrollo técnico y económico de los territorios, sino que también hacerlo de manera social y ambientalmente responsable, a través de un nuevo modelo económico innovador, sostenible y equitativo: la economía circular. Es por esto que la transición de nuestro país hacia un modelo circular no solo es necesario sino que inevitable porque el mundo entero está caminando hacia una economía circular; si bien en una primera etapa han sido los países desarrollados los que han llevado la delantera, cada día más y más países en desarrollo ven en la economía circular la mejor alternativa, no solo para mantener en valor los materiales y productos durante el mayor tiempo posible, aumentando la eficiencia agregada de sus economías, sino que también como la manera de crear empleos de calidad, generar nuevos emprendimientos y combatir el campo climático. Nuestro país hoy vive una de las mayores crisis sociales de las últimas décadas y tengo la convicción de que para salir adelante, la economía circular debe jugar un papel central en la Agenda Social, incorporada en la forma de una Nuevo Pacto Verde, como parte importante de la solución a este gran desafío social, económico y ambiental,
¿Qué ventajas a largo plazo tiene un emprendimiento basado en economía circular versus uno que no lo hace?
Debemos recordar que el motor que mueve a las empresas y a los emprendimientos es finalmente el consumidor, y hoy este consumidor es mucho más consciente y empoderado, exigiendo a las empresas que desarrollen y ofrezcan nuevos modelos de negocio más responsables y sostenibles, con el fin de que sean ellas quienes cierren el ciclo de sus productos y materiales, y que esto no siga siendo traspasado al consumidor final con todos los efectos negativos que esto conlleva, principalmente en países en vías de desarrollo donde se carece de infraestructura y políticas públicas de desechos sólidos. Existen muchas encuestas y estudios que demuestran que más del 90% de los consumidores prefieren un producto sostenible a uno que no, y el 53% de ellos está dispuesto a pagar hasta un 10% más por un producto con estas características; por lo tanto no solo se trata de cuáles son las ventajas de un emprendimiento circular versus uno lineal, en verdad se trata de lo que señala Andrés Oppenheimer en el título de uno de sus últimos libros: “Innovar o Morir”. En este mismo sentido, debemos ser claros en decirle a los empresarios y emprendedores que la economía circular es un muy buen negocio, y muchos emprendedores en Chile y Latinoamérica, luego de adoptar un modelo circular, se han transformado en casos de éxito internacional, aumentando sus ventas entre 20 y 30% anual, creando entre 15 y 20% de nuevos empleos cada año y reduciendo su huella de carbono en hasta un 90% a través de procesos como remanufactura y reparación.
“Nuestro país hoy vive una de las mayores crisis sociales de las últimas décadas y tengo la convicción de que para salir adelante, la economía circular debe jugar un papel central en la Agenda Social, incorporada en la forma de una Nuevo Pacto Verde”
¿Cómo se posiciona Chile frente a otros países latinoamericanos en este tema? ¿Nos falta por mejorar?
Debemos estar muy orgullosos de decir que Chile está liderando la transición hacia una economía circular en Latinoamérica. Un reciente estudio sobre el “Estado del arte y desafíos para la construcción de un marco político de promoción de economía circular en América Latina” que realizamos desde nuestro Centro de Innovación y Economía Circular — CIEC junto al “Programa Regional de Seguridad Energética y Cambio Climático en América Latina (EKLA)” de la Fundación Konrad Adenauer de Alemania, nos permitió mapear las principales iniciativas de economía circular que están siendo actualmente desarrolladas en la región, donde Chile lidera con 17 proyectos, seguido por Perú con 8, Ecuador con 7, Argentina 6, Costa Rica y El Salvador con 5; Uruguay, Panamá y Paraguay con 4; Colombia, Brasil República Dominicana y Puerto Rico con 3; Bolivia, México y Nicaragua con 2 y Honduras Guatemala y Cuba con 1. Nuestro país se destaca porque cuenta con empresarios y emprendedores que han sido reconocidos como pioneros en economía circular a nivel mundial y luego por un fuerte apoyo por parte de Corfo y ahora del Ministerio de Medio Ambiente, principalmente en el marco de COP25, que han permitido dar un gran impulso a la economía circular en Chile, identificando a más de 300 emprendimientos circulares desde a todo lo largo del país; no tengo duda que a propósito de la crisis social que estamos viviendo, vamos a comenzar a ver más y más iniciativas público-privadas que promuevan el modelo circular para estimular el crecimiento económico, crear nuevos puestos de trabajo de calidad y combatir el cambio climático.
¿De qué formas crees que el Estado puede ayudar más a fomentar este tipo de economía?
El apoyo que ha dado Corfo a través de los tres programas de economía circular que ha desarrollado en tan solo dos años, con aporte en capital a los emprendimientos circulares ha sido extremadamente positivo e inédito en América Latina. Además, Corfo también apoyó recientemente la creación del Centro Tecnológico en Economía Circular, de igual manera primero en si tipo en Latinoamérica y que tuvimos la suerte de ganar a través de un conglomerado público-privado de clase mundial, liderado por nuestro Centro de Innovación y Economía Circular — CIEC y que operará desde la región de Tarapacá desde el 2020, por lo que pienso que la primera etapa de instalación del modelo circular ha sido muy exitoso y sin parangón en la región; sin embargo, ahora necesitamos pasar del diagnóstico a la acción, y ahí es donde el Estado nuevamente puede jugar un rol fundamental ya que el desarrollar modelos circulares requieren de inversión en I+D, desarrollo e incorporación de tecnologías y contratación de profesionales y técnicos calificados, por lo que en muchos países el actual sistema de impuestos puede ser una barrera para la economía circular. Sin embargo, ya existen casos donde el Estado ha desarrollado políticas específicas para promover la transición hacia una economía circular, como el caso sueco donde se eliminó el IVA a los productos remanufacturados y reparados, o como casos en varios países Latinoamericanos que cuentan con una Ley REP y estrategias nacionales de circularidad. En este sentido, es importante señalar que para los Estados la economía circular no debe ser vista como un plan energético ni climático, sino como un plan económico que nos mueve hacia un nuevo paradigma tecno-económico, una nueva matriz de comunicación, transporte y energía, que puede crear millones de empleos y miles de nuevas empresas, y lo más interesante es que este mismo plan económico es el que mejor nos puede desacoplar del uso de recursos naturales y combustibles fósiles, reduciendo nuestra huella materiales, agua y carbono, permitiéndonos, al mismo tiempo, regenerar nuestro medio ambiente.
“La economía circular no debe ser vista como un plan energético ni climático, sino como un plan económico que nos mueve hacia un nuevo paradigma tecno-económico, una nueva matriz de comunicación, transporte y energía, que puede crear millones de empleos y miles de nuevas empresas”
Crees que la educación juega un rol importante en este tema? ¿Debería enseñarse aún más en los colegios?
La educación es clave para el éxito de un modelo económico circular. Si bien la economía circular es un cambio de paradigma técnico-económico, también es un cambio cultural, ya que requiere de la activa participación y colaboración de los consumidores y ciudadanos para su operación eficiente y efectiva. Durante los últimos 40 años, Chile sufrió un proceso profundo de desindustrialización que nos dejó atrasados y desconectados de los desarrollos tecnológicos, así como de los principales avances en diseño, ingeniería y manufactura, por lo que nos ha resultado difícil poder aprovechar los beneficios económicos, sociales y medioambientales de la segunda y tercera revolución industrial; sin embargo hoy, a través de la economía circular tenemos la oportunidad de finalmente subirnos como país al carro de la cuarta revolución industrial y para ello también tenemos que atraer a las nuevas generaciones a que opten por una educación STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas por sus siglas en inglés) para que así puedan ver los beneficios de desarrollar industria y tecnología chilena de clase mundial. Siempre sostengo que la no podemos hablar de la economía circular sin mencionar la cuarta revolución industrial, que son dos caras de la misma moneda, es por esto que para que la economía circular explote su verdadero potencial, debemos dejar de pensar en lo “verde” como un concepto hippie, anti-economía o boutique y transformarlo en sinónimo de lo que realmente es: innovación, tecnología, economía circular y cuarta revolución industrial, y para lograr este objetivo, la educación en los colegios es fundamental.
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