En la historia de la humanidad son pocas las generaciones que tienen el privilegio de poder presenciar saltos tecnológicos tan importantes como para ser considerados una “revolución industrial”. Debemos sentirnos afortunados de que nuestra generación será testigo y protagonista de una de las transformaciones tecnológicas más importantes que ha visto el ser humano, la unión entre el mundo físico y el virtual: la cuarta revolución industrial.
La principal característica de las tres primeras revoluciones industriales fue que se desarrollaron bajo un modelo de economía lineal -basada en “hacer-usar-desechar”- en momentos históricos donde se consideraba que los recursos naturales de nuestro planeta eran infinitos y se desconocían los efectos que las emisiones de gases a la atmósfera, generadas por los distintos procesos productivos, pudieran tener sobre las personas y el medio ambiente.
Hoy sabemos que en estos últimos dos siglos ha existido una sobreexplotación de nuestros recursos naturales, haciéndolos cada día más escasos y difíciles de obtener. También somos conscientes del papel que han tenido las emisiones de gases efecto invernadero (GEI) sobre el cambio climático, no solo a través de registros históricos, que dan cuenta de un aumento en la temperatura de la Tierra desde el siglo XIX en aproximadamente 1°C, sino que también por los graves desastres naturales que hemos presenciado en los últimos años en distintas partes de nuestro planeta y particularmente en nuestro país.
Es por esto que la cuarta revolución industrial no solo representará un salto cualitativo en desarrollo tecnológico, sino que además vendrá de la mano con un nuevo modelo económico que permitirá enfrentar el cambio climático de una manera innovadora, eficiente y sustentable, desacoplando el crecimiento económico del uso de recursos naturales y proporcionando oportunidades para crear nuevos modelos de negocio y generar empleos de calidad para una población más exigente, empoderada e híper conectada que se espera llegue a 9 billones de personas al 2050.
Economía Circular
La economía circular es un modelo industrial restaurativo por diseño y busca reemplazar el actual modelo económico lineal, por un modelo circular que permita el aprovechamiento y uso eficiente de nuestros recursos. En lugar de extraer recursos naturales, la economía circular propone que los materiales que ya han sido procesados puedan ser recuperados y reutilizados de diversas maneras, protegiendo así los recursos naturales de la sobreexplotación. Esto tiene como objetivo desacoplar el crecimiento económico del uso de recursos naturales, manteniéndolos en circulación – por medio de reciclaje, reutilización y remanufactura – durante el mayor tiempo posible.
Según el World Economic Forum, el actual modelo económico lineal extrae aproximadamente 65.000 millones de toneladas de materias primas al año, pero el 80% de estos materiales terminan como desecho, lo que representa una pérdida irrecuperable de aproximadamente US$ 2,6 trillones cada año. The Ellen MacArthur Foundation señala que la adopción de una economía circular podría ahorrar a los fabricantes europeos cerca de US$ 630 mil millones al año para el 2025 en costos de materiales, lo que también conduciría a la creación de más de 2 millones de empleos.
La Comisión Europea considera a la economía circular como el motor de la cuarta revolución industrial y la reconoce oficialmente como el camino hacia una sociedad más moderna, próspera y sostenible. En diciembre de 2015 adoptó un ambicioso paquete que proporcionará 6.000 millones de euros en financiación para hacer a Europa más competitiva, buscando reducir las emisiones de GEI en 3%, incremenetando la cuota de reciclaje de residuos municipales en hasta un 65% y aumentando el PIB entre 1 y 7% para el 2030. Todos estos objetivos no solo fueron reafirmados sino que ampliados en el Circular Economy Action Plan en enero de 2018.
Chile: Recursos Naturales, Desechos y Cambio Climático
Historicamente nuestro país ha basado su desarrollado en un modelo de exportación agro-minero centrado en la explotación de recursos naturales -trigo, salitre y cobre- participando solo a nivel de usuario de las tecnologías desarrolladas en las últimas tres revoluciones industriales. Actualmente existe consenso en que esta situación no puede volver a repetirse y en esta oportunidad Chile no puede dejar pasar la oportunidad histórica de participar de este nuevo salto tecnológico.
Además, hoy Chile enfrenta nuevos desafíos que nos obligan a replantear nuesto modelo de desarrollo. Nuesto país lidera el ranking de países que más residuos generan por habitante en la Latinoamérica, con 456 kg/año, ocupando además el tercer lugar en generación de desechos electrónicos en la región, con 10 kg anuales per cápita. En términos de reciclaje, también estamos al deben, ya que de los 17 millones de toneladas de residuos sólidos que se generan anualmente solo el 10% de estos desechos son finalmente reciclados. El cambio climático es otro tema delicado para nuestro país ya que, de acuerdo al Índice de Riesgo Climático Global (IRC) 2017, Chile se encuentra entre los diez países más afectados del mundo por este fenómeno.
Afortunadamente, Chile ha sabido transformar estas amenazas en oportunidades, siendo reconocido por su liderazgo en la lucha contra el cambio climático, sumándose al compromiso del Acuerdo de París del 2015 (COP21) de no superar un aumento en la temperatura del planeta por sobre 1,5°C, a través de la reducción de emisiones de GEI en un 30%, así como recuperar y reforestar un total de 200.000 hectáreas de bosque al 2030. Además, Chile es considerado un ejemplo mundial en la adopción de energías renovables no convencionales (ERNC) contando, según el BID, con el 55,8% de la capacidad de energía solar instalada total en América Latina y el Caribe.También es uno de los primeros países de América Latina en adoptar una Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (Ley REP) con el fin de gestionar residuos y disminuir su generación, representando un primer gran paso hacia una economía circular en nuestro país.
Hacia un Chile Circular
Como vemos, hoy nuestro país cuenta con condiciones que favorecen la transición hacia una economía circular, permitiendo que, por primera vez en nuestra historia, Chile se sume de manera activa a esta nueva revolución industrial. A continuación se presentan las principales industrias locales que pueden liderar y beneficiarse de una transición hacia el modelo circular:
Minería: Hoy las ERNC representan el 17% del consumo mundial de energía en el mundo y son consideradas clave para combatir el cambio climático. Sin embargo, según un estudio del Banco Mundial, nuestro futuro bajo en carbono será intensivo en uso de recursos naturales. De hecho, se estima que solo para transformar la matriz energética en un 44% ERNC y lograr el objetivo de COP21 de no superar un aumento en la temperatura global por sobre 1,5°C, significaría un aumento en la demanda de algunos recursos en hasta un 1000%. Esto representa una gran oportunidad para que Chile comience su transición hacia una economía circular apalancándose de la minería basada en recursos claves para el combate contra el calentamiento global, como el litio, “cobre verde” y cobalto. Además, una minería circular permitiría el desarrollo de proveedores de clase mundial especializados en resolver problemas de eficiencia energética, reducción y reutilización de residuos y aumento de disponibilidad y confiabilidad de equipos mineros por medio de manufactura avanzada, internet de las cosas (IoT) y big data. Estas tecnologías permitirían a los emprendedores locales hacer un leapfrog hacia el modelo de las METS (mining equipment, technology and services) de Australia con el fin de desarrollar empresas locales de clase-mundial que exporten sus productos y servicios a distintos mercados internacionales, incluso sirviendo a otras industrias.
Agricultura: Chile también es reconocido como una potencia agrícola, sin embargo esta industria no solo es intensiva en uso de recursos naturales, utilizando el 73% del agua de nuestro país, sino que es una actividad poco tecnificada y altamente ineficiente, dominada en un 85% por pequeños agricultores, que genera 1,5 millones de toneladas anuales de desechos que son desaprovechados sin ningún tipo de análisis nutricional o comercial. Estos desechos, a través de la adopción de una economía circular, podrían ser reutilizados y reprocesados como alimento animal, medicinas, biofertilizantes y energía, promoviendo la innovación, generando nuevos modelos de negocio y creando empleos de calidad en zonas rurales donde existe bajo nivel de desarrollo tecnológico.
Madera: El sector maderero puede ser unos de los principales beneficiados por la adopción de un modelo circular, no solo porque la madera es uno de los materiales más sostenibles del mundo sino que, debido a su ciclo biológico, muchos de sus desechos pueden ser utilizados para nuevos productos, garantizando procesos de reciclaje y reutilizacion limpios y económicos. Además clientes internacionales importantes para la industria nacional, como Ikea, son reconocidos como pioneros en la adopción de un modelo circular, motivando a sus proveedores a que certifiquen la trazabilidad sus procesos y reduzcan sus desechos y huella de carbono. Esta nueva forma de producción y consumo sostenibles pueden abrir grandes oportunidades de negocio para actores locales, permitiéndoles agregar valor a este valioso recurso.
Retail e Industria Textil: La economía circular permitirá a estas industrias crear nuevos modelos de negocio a través de la interacción con sus clientes, motivándolos a reciclar y reutilizar productos por medio de incentivos y descuentos que finalmente derivan en una menor utilización de recursos y menor generación de desechos. Al existir una mayor conciencia y preocupación del ciclo completo de estos productos por parte de productores y consumidores, la economía circular puede representar un renacimiento para la industria textil nacional a través de instalación de capacidades locales de reutilización, reciclaje y confección de prendas sustentables. Grandes cadenas en Chile ya han dado muestra de su interés en generar una nueva cultura de consumo, generando grandes beneficios económicos, así como un gran impacto social y ambiental.
Construcción: Esta industria es una de las más intensivas en uso de recursos pero al mismo tiempo la que más desechos genera en Chile. De hecho, de las 12 millones de toneladas de residuos industriales que se generan anualmente en Chile, el 60% corresponde a este sector. La adopción de una economía circular podría generar grandes beneficios económicos, no solo en términos de reducción de desechos, sino que a través de nuevos modelos de negocio basados en reutilización y reciclaje de materiales de construcción. El diseño modular se está convirtiendo en una nueva tendencia que facilita estos objetivos y que considera el ciclo de vida completo de estos recursos con el fin de mantener su valor durante el mayo tiempo posible.
Banca: La economía circular se ajusta a la mayoría de los objetivos sostenibles de las principales organizaciones financieras de Chile y el mundo. Además, este sector es fundamental para que la economía circular explote todo su potencial ya que los nuevos modelos de negocio circulares son intensivos en capital. El sistema financiero tendrá un rol fundamental en el desarrollo sostenible y en el combate contra el cambio climático, a través del financiamiento de empresas y emprendimientos que cuenten con modelos de negocio sustentables, promuevan el uso de ERNC, ofrezcan productos como servicio, estimulen el consumo colaborativo a través de plataformas digitales y recuperen recursos valiosos al final del ciclo de vida de sus productos. Según un estudio de ING, la economía circular es un modelo tan disruptivo que en solo diez años reprensentará un mercado con un crecimiento del 1 al 4%, forzando a muchas empresas con modelos lineales a disminuir o definitivamente detener su producción. Además se ha demostrado que clientes con modelos de negocio sustentables son más innovadores y presentan mejores resultados financieros.
Emprendedores e Innovadores: Finalmente, los emprendedores e innovadores, como en toda nueva revolución industrial, serán protagonistas de este nuevo modelo económico ya que a medida que la economía circular gana terreno, también lo hace la importancia de las tecnologías como IoT, big data, manufactura avanzada, impresión 3D, inteligencia artificial y particularmente blockchain (tecnología que se espera sea detonante del verdadero potencial de la economía circular). La cuarta revolución industrial ha democratizado el acceso a estas tecnologías, permitiendo el nacimiento de nuevas empresas y emprendimientos locales de clase-mundial con modelos de negocio disruptivos que no solo combatirán el cambio climático y crearán miles de empleos, sino que también permitirán, despúes de más de 200 años, desacoplar el crecimiento económico de Chile del uso de recursos naturales.
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